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Mejora tu lectura para la gloria de Dios: Consejos prácticos desde una perspectiva cristiana

  • Writer: Emanuel Elizondo
    Emanuel Elizondo
  • Sep 30
  • 6 min read

Desde pequeño he tenido una fascinación por la lectura. Es para mí difícil poner en palabras lo mucho que la disfruto. Al mismo tiempo, entiendo que para muchas personas leer es difícil, incluso aburrido. A veces me parece que la razones es que no han encontrado un buen libro, o tuvieron una mala experiencia al leer un libro que les asignaron en la escuela.


Pero si estás leyendo esto, pienso que es porque piensas que leer es importante. Muchos quieren saber cómo leer más. Creo que lo mejor no es leer más, sino leer mejor. No es una competencia. Al final, la razón por la que hacemos cualquier cosa, incluso leer, es para glorificar a Dios. Así que déjame darte algunos consejos prácticos para mejorar tu lectura y glorificar al Señor mientras lo haces.


La importancia de la lectura en la vida cristiana


La lectura no es solo un pasatiempo; es un medio de nutrir nuestra alma y fortalecer nuestra relación con Dios. La Biblia nos llama a meditar en Su Palabra día y noche (Salmo 1:2). Por ejemplo, algunos estudios apuntan a que leer ficción aumenta la empatía del lector. Al leer con propósito, no solo adquirimos información, sino que también cultivamos una fe más profunda y una comprensión más clara de la voluntad de Dios y el mundo en el que vivimos.


Leer libros cristianos, devocionales y literatura edificante nos prepara para servir mejor a los demás. Hay demasiados libros que me han ayudado en mi vida cristiana. De hecho, cuando hay algo específico por lo que estoy pasando, muchas veces busco algún buen libro. Los libros son una manera increíble de crecimiento.


No se nos debe olvidar que Dios no nos dejó una película, ni un programa de radio, sino un libro. Un libro que debemos leer, meditar, y atesorar.


Establece un propósito claro


Antes de abrir un libro, pregúntate: ¿Cuál es mi propósito al leer esto? Tener un objetivo claro puede cambiar tu experiencia de lectura. Ya sea que busques crecer espiritualmente, aprender sobre un tema específico, o simplemente disfrutar de una buena historia, este enfoque te ayudará.


Con un propósito claro podrás discernir qué libros son más valiosos para ti en este momento, es decir, cuáles vale la pena leer. Recuerda que leer un libro es una inversión de tiempo. El libro cristiano promedio toma ocho horas de lectura concentrada para terminarlo. ¡Estoy hablando de horas de lectura concentrada! Debido a las muchas distracciones, esas ocho horas se pueden convertir en quince. Así que si tienes un propósito claro, será más fácil para ti dedicarle el tiempo necesario.


Eso sí, no se trata de cuántos libros leas, sino de leer bien. Debido a las redes sociales, y a la prominencia de los BookTokers o BookTubers, parece que leer es una competencia. Me ha tocado ver «influencers» que afirman haber leído 15 libros en un mes. Algunos incluso más. Estoy completamente seguro que si estás leyendo de 15 a 20 libros en un mes, es porque o le dedicas el día entero a leer (para algunos eso puede ser una realidad, si a eso se dedican), o no los estás leyendo en realidad, sino solamente pasando la vista por encima de las letras.


Crea un ambiente propicio para la lectura


El lugar donde lees puede influir en tu capacidad para concentrarte. Busca un espacio tranquilo, bien iluminado y cómodo. Elimina distracciones como el teléfono o la televisión para sumergirte en el texto. Vivimos en un mundo lleno de notificaciones, y cada vez es más difícil poder dedicar un tiempo concentrado a la lectura. La única manera de hacerlo es si eres completamente intencional. Puedes, por ejemplo, ponerte una meta de leer por 15 minutos sin consultar tu teléfono una sola vez.


No todos podrán tener ese lugar acogedor de lectura. Para algunos, el tiempo de lectura será mientras viajan por el metro o el autobús, o un audiolibro mientras van hacia el trabajo. Pero si tienes la oportunidad de crear tu propio rincón de lectura, pienso que te puede ayudar. Si te gusta tomar café, una buena taza de café te ayudará también. No quiero «romantizar» la lectura, pero definitivamente puedes crear un ambiente propicio para disfrutar de ese tiempo.


Vista de un rincón de lectura acogedor con una lámpara y una Biblia abierta
Rincón de lectura acogedor

Toma notas y reflexiona


La lectura activa es más efectiva que la pasiva. Toma notas mientras lees, subraya pasajes importantes, escribe tus pensamientos. Claro, depende del libro que estás leyendo. Un libro de información es diferente a una novela de suspenso. Probablemente puedas tomar más notas en el primero que en el segundo. Sin embargo, pienso que tomar notas, hacer apuntes, subrayar, definitivamente te ayudará a leer mejor.


Un estudio famoso por Pam Mueller (Princeton University) y Daniel Oppenheimer (University of California, Los Angeles), publicado en Psychological Science (2014), mostró que tomar notas a mano ayuda a retener y comprender mejor la información que tomar notas en computadora, porque escribir a mano obliga a procesar y resumir lo escuchado/leído, en lugar de transcribirlo mecánicamente.


Yo, por ejemplo, siempre tengo una libreta conmigo, que es mi libreta de «miscelánea», porque la uso para todo: allí planeo las acciones de mi día por medio de un checklist; también allí tomo notas de sermones, de juntas en el trabajo, ideas para mis libros; una tercera sección la uso para una sencilla bitácora de mi día, en la cual registro algunas de las cosas más importantes que me han pasado, para acordarme después; en la última sección de mi libreta, escribo peticiones de oración tanto mías como de otros.


Cuando termines de leer un capítulo o un libro entero, dedica unos minutos a reflexionar sobre lo que has leído. Pregúntate cómo se aplica a tu vida y qué lecciones puedes aprender. Esta práctica te ayudará a integrar la lectura en tu vida diaria y a glorificar a Dios a través de tu crecimiento personal y espiritual.


Lee en comunidad


Aunque normalmente yo leo solo, la lectura no tiene que ser solitaria. Compartir lecturas con otros puede enriquecer tu experiencia y ofrecerte nuevas perspectivas. Unirte a un grupo de lectura en tu iglesia o invitar a amigos a discutir libros puede ser enriquecedor. En mi iglesia, por ejemplo, hay un grupo de lectura, y el grupo de damas siempre está leyendo un libro nuevo. Yo comparto en redes lo que estoy leyendo, y la gran mayoría de los libros que leo, es porque alguien me los recomendó.


La comunidad ofrece apoyo y motivación. Un buen grupo de lectura, incluso virtual, te puede ayudar a disfrutar mucho más de tu lectura, y leer mejor.


Diversifica tus lecturas


No te limites a un solo tipo de lectura. La variedad enriquece la vida espiritual y personal. Nunca descuides tu lectura de la Biblia, ese es el único libro inspirado e inerrante. Con respecto a otras lecturas yo te recomendaría alternar entre libros de teología, biografías de cristianos influyentes como C.S. Lewis, y novelas de ficción, por ejemplo.


Yo siempre estoy leyendo por lo menos 2 libros, uno de ficción y uno de vida cristiana.


Cada tipo de lectura te da diferentes perspectivas y enseñanzas. Al diversificar, te preparas mejor para enfrentar los desafíos de la vida y glorificar a Dios en cada acción.


Establece un horario de lectura


La vida puede ser agitada, y es fácil dejar la lectura de lado. ¡Mejor veo la película!, dicen algunos. Pero ver una película y leer un libro son dos experiencias completamente diferentes, e incluso tu cerebro se usa diferente. Establece un horario específico para leer. Ya sea por la mañana, durante el almuerzo o antes de dormir. Encuentra el tiempo que mejor funcione para ti.


Incluso dedicar solo 15 minutos al día puede ser transformador. ¡La consistencia es clave!


Ora antes de leer


No descuidaremos el aspecto espiritual de la lectura. Antes de comenzar un libro, tómate un momento para orar. Pide a Dios que te brinde sabiduría y comprensión mientras lees. Esta práctica te prepara mentalmente, ayudándote a centrarte en la gloria de Dios en tu proceso de aprendizaje.


La oración puede convertir tu lectura en un acto de adoración y devoción. Debemos hacer todo para la gloria de Dios... incluso leer un libro.


Reflexiones finales


Mejorar tu lectura no significa necesariamente leer más, sino hacerlo de manera intencional y significativa. Al aplicar estos consejos prácticos desde una perspectiva cristiana, enriquecerás tu vida espiritual y glorificarás a Dios. Cada libro que abres es una oportunidad para crecer y aprender. Así que hazlo con un corazón dispuesto y una mente abierta.


La lectura es un regalo de Dios. Al aprovechar este don, nos acercaremos más a Él y a Su propósito en nuestras vidas. ¡Disfruta tu lectura!

 
 
 

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